Uno mismo

Hay una frase que se repite en cada libro de espiritualidad: Ir hacia uno mismo o autodescubrirse. Y si bien esto tiene un sentido muy amplio, me he preguntado que realmente significa. Cuando dicen que tengo que regresar a mi, ¿a dónde es que tengo que ir? Y es que más que un destino es una manera de volver a enfocar nuestra vida. Ya no hacia afuera, tratando de cambiar a los otros, cambiar situaciones o planes, sino más bien que las preguntas no sean para los demás, sino para mí y que las respuestas también sean mías. Buscar en mi lo que me ha molestado de una persona en lugar de enojarme con ella. Aceptar que lo que siento frente a una situación es mío y es mi percepción la que ha creado malestar, más allá de lo que tenga frente a mí. Y es que nadie puede pelearse con algo externo sin haberse antes peleado internamente. Es nuestro conflicto interno lo que provoca que nos envolvamos en conflictos externos. Si no estamos en paz, cualquier excusa será suficiente para sacar nuestro conflicto y ponerlo afuera. Y así, este nunca concluirá hasta que no regresemos a nosotros mismos. Y cuando lo hagamos, no bastará con dejar de poner la culpa afuera o abandonar la espera de que primero cambie “el que nos molesta”. Sino que al hacernos cargo de lo que nos pasa, también deberemos estar muy atentos a no enredarnos en un juego de culpas hacia nosotros mismos por haber sido parte de ese conflicto. Es tan importante no poner la culpa afuera, como tampoco ponerla en nosotros. Lo que se nos pide es que asumamos nuestra responsabilidad de haber creado esa situación que nos llevó hasta un conflicto, hasta el punto que fuera necesario para abrir nuestra mente o nuestro corazón. O ambos. Incluyendo el dolor que hayamos sentido. ¡Pero podemos volver a elegir! Y esta decisión es la que nos hace libres y nos aleja de caer en la adictiva cadena de sentirnos víctimas de algo o de alguien. La puerta está en nosotros y las llaves en nuestras manos: ellas son la toma de responsabilidad y la decisión de perdonar. Cuando escuchemos que el camino es hacia nosotros mismos, ahora sabremos que no debemos ir a ningún lado, sino quedarnos con nosotros mismos… Julio Bevione

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